Desde 1670, la tinta Jacques Herbin ha cruzado los océanos. Las plumas de vidrio estaban muy de moda en la Venecia del siglo XVII. Hoy, Jacques Herbin las coloca en su escritorio no sólo como adorno, sino como instrumento de escritura.
Gracias a las pequeñas ranuras del plumín, se pueden escribir varias líneas sin necesidad de volver a sumergir la pluma. Cada pluma de vidrio se fabrica a mano y, por tanto, es única.
Cuando el plumín esté ligeramente romo, no dude en utilizar papel de lija fino (grado 400) para afilarlo. Frote suavemente el plumín sobre el papel y el placer de escribir se renovará.